La obra relata los días dentro del colegio militar Leoncio Prado - donde Vargas LLosa fue de hecho estudiante- desde la mirada de los cadetes de quinto año. El libro atraviesa el crecimiento y la transformación de estos cadetes desde que ingresan, hasta su último año; centrándose en las historias personales de algunos de ellos tanto dentro como fuera y antes de llegar al colegio.
Todos los protagonistas tienen en mayor o menor medida, historias de vida difíciles y traumas de su pasado que buscan derrumbar a través de su iniciación en la vida militar, como una suerte de redención transformadora. Todos llegan al colegio con el anhelo de convertirse en hombres de bien. Está muy presente la idea machista de la época, de que los hombres tienen que ser duros y no demostrar ninguna sensibilidad, la cual es interpretada como debilidad.
Todos los cadetes ingresan con esa ilusión de cambio y superación, pero la realidad que encuentran los sacude desde el primer instante. Durante el primer día de clases, los alumnos nuevos de Tercer año quedan durante todo el día a merced de los alumnos de cuarto, quienes los someten al llamado "bautismo". Los nuevos cadetes sufren toda clase de castigos, humillaciones y vejámenes por parte de sus superiores con total impunidad ya que, nuevamente el concepto erróneo de virilidad instala un pacto de silencio donde ser hombre significa soportar cualquier clase de abuso sin quejarse.
Los cadetes de tercer año, llamados por los alumnos de años superiores - y por los propios instructores secretamente- Perros, son los principales blancos de abusos, a quienes les hacen sentir el rigor y el peso de la antigüedad, y son obligados a pagar el derecho de piso durante todo el año. Aunque no son las únicas victimas. Cualquiera que no encaje en esa selva es carne de cañón.
La ausencia de adultos responsables es una constante. tanto de padres que ingresan a sus hijos al colegio para que otro se haga cargo de infundirles la seguridad que ellos nunca pudieron - con el falso concepto de que la vida militar es la cura a todos los males- , hasta los propios oficiales, quienes descansan creyendo tener todo controlado con la más férrea disciplina, cuando en realidad ignoran todo el submundo de sombras en el que se mueven los cadetes.
Tráfico de cigarrillos, alcohol, exámenes robados, partidas de naipes con apuestas y más, son moneda corriente entre los cadetes, quienes ajustan sus cuentas, instalan sus reglas y hasta organizan sus propias guerras internas.
Con todos estos condimentos, La ciudad y los perros no sólo muestra el lado más duro de la educación rígida, sino también el valor de la amistad y la empatía y como esta experiencia a pesar de todo, cambia la vida de algunos jóvenes de manera definitiva. Aun frente a la tragedia uno no puede odiar al victimario, al que llega a conocer y hasta compadecer.
Algo que me resultó interesante también, es la fecha de la publicación de esta obra, que también cuenta con una adaptación cinematográfica. La ciudad y los perros fue publicada en Octubre de 1963. Por ese entonces, Latino américa aún se encontraba sumergida en un vaivén de golpes de estado. Colombia y Venezuela recién estaban entrando en democracia. Argentina y Brasil aún estaban bajo un gobierno militar, y en España -donde se publicó el libro por vez primera- reinaba la dictadura de Franco. El mismo Vargas LLosa relata en su prólogo, los obstáculos que debió sortear su obra para ser publicada en España, donde ganó el premio Biblioteca breve y el premio de la critica española.
Todo esto convierte a la primer novela de Mario Vargas LLosa, -que comenzó a escribirla con tan sólo 22 años- sin duda alguna, un gran tesoro de la literatura latinoamericana y todo el mundo deberia de leerlo.
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